“¡Libertad, libertad a los
presos por luchar!”. Entre muchas otras, esta consigna sonó con fuerza ayer por
la tarde en la multitudinaria marcha a Plaza de Mayo para exigir la absolución
de los trabajadores petroleros de la ciudad de Las Heras, Santa Cruz, condenados
en diciembre pasado a cadena perpetua por supuesta responsabilidad en la muerte
de un policía durante una pueblada en 2006 contra el impuesto al salario y la
tercerización laboral.
La marcha se desarrolló
desde Carlos Pellegrini, por Avenida de Mayo, hasta la histórica plaza, y tuvo
como principales objetivos acompañar el pedido de la apelación a la condena que
ese día presentaron los abogados de los petroleros y pedir la libertad de todos
los presos políticos. Entre las columnas, como integrantes del Comité de Apoyo
a esta causa en Lomas de Zamora, estuvieron presentes los compañeros y
compañeras del Espacio Amplio de la CTA de Lomas de Zamora, portando su bandera
y la amarga certeza de que la realidad que viven los obreros santacruceños es
un claro mensaje disciplinador hacia las luchas populares y el derecho a la
protesta.
La plaza se colmó. De
espaldas a la Casa de Gobierno, los organizadores del acto montaron un
escenario y allí estuvieron los principales oradores: Ramón Cortez, uno de los
petroleros condenados a perpetua; el nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel; Nora
Cortiñas, Elia Espen y Mirta Baravalle, de Madres de Plaza de Mayo Línea
Fundadora; representantes de diferentes organizaciones sociales, políticas, gremiales
y de derechos humanos; y obreros organizados pertenecientes a diferentes
empresas y fábricas. Todos solidarizados con la causa, preocupados por lo que
esta sentencia significa para la clase trabajadora y convencidos de la
necesidad de no bajar los brazos.
Es que la base del fallo
judicial contra los trabajadores luchadores se cae de por sí porque se
dictaminó sin ninguna prueba que pueda incriminarlos. La única que hay es la
que demuestra que los petroleros sufrieron torturas mientras estuvieron
detenidos para obligarlos a declarar lo que al poder político le convenía. El
propio fiscal Ariel Candía admitió que existieron estos apremios ilegales, pero
se dio el lujo de hacer una declaración nefasta: “Darle un cachetazo o ponerle
una bolsa en la cabeza al testigo no implica decirle qué tiene que decir”.
Vergüenza ajena.
Sin embargo, la pelea
continúa y, en consecuencia, tarde o temprano los resultados serán a favor de
los que resisten y luchan contra la injusticia de nuestra Justicia.
Prensa Espacio Amplio de la CTA de Lomas de Zamora
Mariana Correa (011) 15 3798-2891
Facebook: Espacio Amplio Cta
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